En otro pensamientos de domingo,
y luego de haber visto una noticia donde contaban que una pareja heterosexual
famosa había tenido su primer hijo mediante subrogación, llegue a la conclusión
que la gestación será en un futuro cosa de pobres.
Las parejas que puedan elegir
evitaran gestar a sus hijos. Total, con un ovulo de la mujer y un poco de
esperma del hombre se pueden garantizar un resultado genético idéntico al que
hubieran logrado pasando por esos nueve meses. No tendrán que dejar su vida
durante ese periodo, no se verán envueltas en turnos médicos, no habrá malestares
físicos ni visitas nocturnas a urgencias.
Hace un tiempo vi un recorte del Tomas Rebord en Paren la
mano donde decía que los yankees no se divierten, solo fingen divertirse. A
partir de allí, empecé a ver en menciones de esta premisa en videos que la
ejemplifican a la perfección, de los cuales he seleccionado dos. El primero, de
Taylor Swift con su pareja Travis Kelce en el US Open celebrando un punto de
vaya uno a saber qué jugador. El otro, peor aún, de Selena Gómez reaccionado a
un gol de Lionel Messi en un partido del Inter de Miami de la sumamente
prestigiosa MLS.
También vi otro tweet en que se afirmaba que la decadencia
de nuestro país provenía que la oligarquía había cambiado Paris por Miami.
No sé si coincidirá usted lector con estas afirmaciones,
pero particularmente a mi me parecen muy acertadas. Tanto que reuní ambas y
saque una nueva conclusión.
En esta Argentina, vencida por la cultura yankee, todo es
performático. Los partidos de futbol, los recitales y las marchas. Tenes que
estar ahí. Tenes que vivirlo. No solo vivirlo. Tiene que ser una experiencia única.
Además, con las redes sociales de por medio, la gente se
tiene que enterar que vos estas ahí. Y que la estas pasando genial. La estas
pasando tan bien que estas filmando con tu celular cada minuto de un show que a
su vez está siendo filmado por cámaras profesionales cuidadosamente ubicadas.
Y nada. Le quería dejar esos pensamientos de domingo.
Todo comienza, como tantas otras veces, en una noche de
verano. El juvenil Respuela jugaba para Racing en el Torneo de Verano, de esos
que se hacían en Mar del Plata, y varios decidimos juntarnos a ver el partido.
Que mejor que lo de Sevillano, punto estratégico del centro mercedino. Y
estando allí, que mejor menú que unas Milanesas Napolitanas.
La idea era comer en el entretiempo del amistoso. Juan Pablo
quedo a cargo del queso, que prolijamente corto en cubos y deposito en un plato
que llevo a la heladera. Fritas las milanesas, untadas de tuco y colocado
encima el jamón, los cocineros se dispusieron a ponerles queso y llevarlas al microondas.
Pero con la primera tanda, ya se dieron cuenta: el “queso” se derretía rápidamente.
En ese momento alguien atino a probar un cubo: era mantecoso, pero en forma
literal. Juan Pablo había cortado unos cuantos gramos de manteca pensando que
era queso.
Y he aquí donde los comensales disienten. Juan Pablo
aseguraba no haberse dado cuenta, dado que no habia probado ni un cubo de los tantos
cortados. Varios de los presentes acordaron que era imposible que no hubiera
probado ni un solo cubo. Y desde aquellas épocas varios sostienen que Juan
Pablo probó y no se dio cuenta que era manteca.
Llegado el año 2024, los habitantes del barrio del sapo aprovecharon los primeros días de enero para viajar a San Clemente del Tuyú. De esos días, queda el registro fílmico titulado Saint Clemont . ¡Qué lo disfruten!
“El destino a veces suele cumplirse en pocos segundos, y aquello que durante años se ha buscado nos lo concede un dichoso azar".
Schubert
Die forelle significa "La trucha". Así se titula uno de los lieder (poemas con música) de Franz Schubert, compuesto en 1818. La letra de esta canción es un poema de Christian Schubart, poeta del romanticismo alemán, en la cual acontece lo siguiente: en primera persona, un observador está disfrutando de la serenidad del paisaje, contemplando especialmente el comportamiento de las truchas en el agua, hasta que un pescador irrumpe en la escena. La persona que cuenta la historia, menciona que mientras el agua se mantenga cristalina, la trucha saldrá victoriosa. Sin embargo, el hombre de la caña se impacienta al no poder dar con su presa y remueve el fondo del arroyo enturbiando las aguas con la tierra, logrando atrapar al pez con su anzuelo. El pobre animal que hace instantes nadaba sin preocupaciones cae en la trampa y muere traicionado. El observador comenta esto con tristeza y enojo ante el sometimiento de la naturaleza por la mano mezquina del hombre.
Schubert fue un compositor prolífico y hábil, a pesar de ciertas dificultades para finalizar sus composiciones. Tal es así, que una de sus obras es conocida como Sinfonía inacabada. Había nacido en Viena en 1797, fue discípulo de Antonio Salieri, y se vio opacado por la sombra de su contemporáneo: Ludwig Van Beethoven. Al parecer, el poema original de Schubart era más extenso y sombrío. Presentaba una analogía entre la situación pescador/trucha y un hombre que persigue a una mujer para poseerla. Franz Schubert decidió eliminar las estrofas escabrosas y trabajar solo con el retrato de un día de campo. Es de suponer que la música de su composición funcionaba para ilustrar la pesca de un hombre ruin, pero no acompañaba una situación de abuso sexual.
El compositor vienés vivió poco y compuso mucho, no dejó de trabajar aún en la desesperación de la enfermedad. En sus últimos días lo visitaron sus amigos músicos y pidió que tocaran para él el cuarteto para cuerdas n°14 de Beethoven, a quien admiraba profundamente. Murió mordido por la sífilis y fue enterrado muy cerca de la tumba de su ídolo. En su epitafio dice: "El arte de la música no sólo ha enterrado aquí un preciado tesoro, sino esperanzas aún más espléndidas"
Hoy en día, cada vez que un lavarropas automático Samsung concluye un programa de lavado, suena una alarma musical. En muchos foros de internet, miles de personas preguntan cómo desactivar esa melodía excesivamente larga para un aviso de electrodoméstico. Buscan soluciones en intrincadas combinaciones de teclas, ignorando el compromiso artístico que asumió nuestro buen Schubert hace mucho tiempo para componer "La trucha".
La desesperación es total en casa de los Flanders por un enorme (y adorable) Oso que desfila por la Avenida Siempreviva. Kent Brockman transmite de cerca la situación desde su helicóptero cuando Homero se da cuenta que en su heladera solo hay bicarbonato de sodio y decide que no pasará el encierro sin cerveza. Con el Oso sentado en su jardín, se desliza hacia su auto por un cable que finalmente se corta y lo deja sin pantalones justo frente al enorme animal. (Mientras se balancea podemos ver la casa que ocupó el ex presidente de los EEUU Bush)
En ese momento llega la patrulla de policías, y al mejor estilo Terminator, el Jefe Gorgory dispara un sedante al grito de “Buenas noches engendro”. Fuera de plano aparece Barney herido, a quien parece haberle gustado la droga que contenía el dardo. Al segundo intento, el oficial da en el blanco y, mientras yacen los dos desmayados, acusa a uno con el cargo del Oso y a otro con el cargo de cómplice del Oso.
La histeria es total en el barrio, y al grito de “odiosos, babosos, ya no queremos osos” la multitud iracunda llega a la oficina del Alcalde para informarle de la infestación. El Alcalde promete hacer algo, y la multitud marcha contenta.
La nueva patrulla anti osos cuenta en su flota con un avión de combate, un helicóptero y al menos 6 camiones. Satisfecho, Homero advierte a Lisa que no hay ningún oso a la vista. Esta intenta explicarle a su padre que la correlación no significa consecuencia, pero al encontrarse con la necedad de su progenitor le termina vendiendo una roca para alejar a los tigres.
La Cartera llega con el cheque de pago para Homero, quien al verlo no entiende porque es tan bajo su sueldo. Escudriñando, podemos ver en la liquidación que el salario neto semanal por las 40 horas trabajadas en la planta nuclear asciende a U$D 362,19, unos $290.000 considerando el dólar blue que hoy cotiza a $200. Entre los descuentos podemos ver a la “Fed withholding” que equivaldría a nuestra retención de ganancias a empleados en relación de dependencia. También podemos ver un descuento por FICA, algo así como nuestros aportes a obras sociales y ART, y las State y Municipal withholding, retención provincial y municipal respectivamente. En la última línea podemos encontrar el menor descuento por 5 dólares en concepto de "bear patrol tax”. Indignado cual liberal en el Congreso, Homero afirma que es el impuesto más grande de la historia y que los Osos deberían pagar sus impuestos.
Nuevamente en el ayuntamiento, la muchedumbre corea un “Abajo los impuestos”, y un asesor le afirma al Alcalde que se han hecho más idiotas que gritones: quieren la patrulla anti osos pero no quieren pagar los impuestos. Con verdadero liderazgo, el mandamás de la ciudad saca un as bajo la manga nunca antes visto en política: usa como chivo expiatorio a los inmigrantes ilegales e insta a los vecinos a deshacerse de ellos. Automáticamente anuncia la Propuesta 24, un referéndum para deportar a todos los extranjeros sin papeles de la ciudad.
La trama continúa con las peripecias de Apu para quedarse en Estados Unidos, pero lo importante aquí es que los habitantes de Springfield han aprendido una valiosa lección: todo gasto público solo puede financiarse mediante creación o aumento de Impuestos como en este caso, o con la toma de deuda o la emisión monetaria.
El idioma se presento en esta época de mi vida como un
inesperado interés. Los textos recorridos en el último tiempo reflotaron viejos
conocimientos adquiridos en la niñez, y les pusieron entendimiento y
razonamiento a lo que antes era un manojo de conceptos.
Así es como en un confuso episodio, me encontré divagando
respecto a un interrogante del orden de la literatura. El tema en cuestión son
los adjetivos comparativos y la cantidad de palabras que se necesitan en cada
idioma para configurarlos. En ingles, como bien sabemos, se usa el sufijo “er”
en el adjetivo para establecer la comparación. Misma situación con los
superlativos, donde el agregado es “est”. En cambio, en el español necesitamos
de una palabra adicional para cuantificar la comparación: mas, menos o igual. Así
es como taller se traduce en más alto, es decir, en dos palabras.
Obviando la investigación del porque de esta situación, abordada
ya por maravillosos académicos, planteo directamente la resolución a mi
interrogante: como quedarían las palabras en castellano aplicando el método ingles.
El sufijo de este idioma no fue de mi agrado: creo que Altoer o Alter no suenan
bien. Ahora bien, el ius del latín se me presento ideal. Todos somos altius que Poni me genera satisfacción. Creo que es un
desperdicio perdernos la oportunidad de enriquecer nuestro idioma, que tan
corto de palabras ha quedado. Mientras en el diccionario de la RAE se pueden
encontrar cerca de 88.000 palabras, se estima que hay 170.000 palabras
actualmente en uso en el ingles.