Todo comienza, como tantas otras veces, en una noche de verano. El juvenil Respuela jugaba para Racing en el Torneo de Verano, de esos que se hacían en Mar del Plata, y varios decidimos juntarnos a ver el partido. Que mejor que lo de Sevillano, punto estratégico del centro mercedino. Y estando allí, que mejor menú que unas Milanesas Napolitanas.
La idea era comer en el entretiempo del amistoso. Juan Pablo quedo a cargo del queso, que prolijamente corto en cubos y deposito en un plato que llevo a la heladera. Fritas las milanesas, untadas de tuco y colocado encima el jamón, los cocineros se dispusieron a ponerles queso y llevarlas al microondas. Pero con la primera tanda, ya se dieron cuenta: el “queso” se derretía rápidamente. En ese momento alguien atino a probar un cubo: era mantecoso, pero en forma literal. Juan Pablo había cortado unos cuantos gramos de manteca pensando que era queso.
Y he aquí donde los comensales disienten. Juan Pablo aseguraba no haberse dado cuenta, dado que no habia probado ni un cubo de los tantos cortados. Varios de los presentes acordaron que era imposible que no hubiera probado ni un solo cubo. Y desde aquellas épocas varios sostienen que Juan Pablo probó y no se dio cuenta que era manteca.