Los fuegos artificiales que anunciaban la llegada del año nuevo despertaron a Ned Flanders, quien sin perder el tiempo se dispuso a confeccionar la declaración jurada de impuestos anual. Así comienza el capítulo conocido como “Misión deducible” estrenado el 05/04/1998, donde Homero y el Sr. Burns conocerán a Fidel Castro.
“No hay nada cierto, salvo la muerte y los impuesto” decía Albert Einstein, y como no puede ser de otra manera en Sprinfield no están exentos de los mismos. En este capítulo, el hecho desencadenante es el vencimiento para la presentación de la declaración jurada anual del impuesto a la renta. Un móvil televisivo con Kent Brockman cubre la entrada al correo atestada de contribuyentes que esperaron hasta el vencimiento para cumplir con sus obligaciones fiscales, y Otto, que se encuentra allí haciendo la cola para el concierto de Metallica. Entre quienes esperan podemos encontrar a Serpiente, al Capitán Horatio McCallister, al Alcalde Diamante y a Krusty el Payaso, quien previamente había tenido serios problemas con el fisco (1) Justo cuando Kent se jactaba de haber reunido sus recibos y haberle pagado a su contador hace meses, Lorenzo aparece desaliñado y lleno de papeles pidiendo por una calculadora.
Al ser anoticiado por Lisa de que los mismos deben pagarse todos los años, Homero se dispone a confeccionar su declaración jurada en tiempo record. Entre sus deducciones podemos mencionar a 9 hijos (7 de los cuales son Maggie), regalos de trabajo tales como el cuadro del living y enfermeras 24hs para Marge. Muy distinto fue el criterio de Ned Flanders, quien decidió no arriesgar deduciendo el gasto en tinta de caja registradora debido a que disfrutaba mucho su olor. Las deducciones de hijos falsas era una problemática para Hacienda hasta el 15 de abril de 1987, cuando entró en vigencia un cambio en la Ley que para deducir a un niño, los declarantes deberían proporcionar un número de seguridad social. Como consecuencia, 7 millones de niños desaparecieron de las declaraciones juradas de un año a otro.
Sobre la hora, Homero logra despachar un desprolijo paquete que termina en una auditoría severa. Los agentes del gobierno lo capturan mientras divaga con sus compañeros en el bar de Moe y lo llevan a las oficinas de auditoría del IRS. En una sala, Homero espera su turno junto a Lucius Sweet (2) y el viejo Gill (quien evadió “justo lo suficiente para una savorada de exito”), cuando por una hendija se escucha el llamado para Simpsons, Homero Jimeno (3). Comienza un interrogatorio donde gracias al recurso de policía bueno / policía malo Homero termina accediendo a trabajar para el fisco, no sin antes consultar si podían pagarle sin que nadie lo sepa porque tenía un gran problema de impuestos.
Homero comienza una fructífera carrera como espía del fisco. En su primer misión encarcelarán a Charlie, un compañero de copas que tiene un plan para atacar a varios funcionarios del gobierno, asi aprenderan a no retrasar la televisión de alta definición (El capítulo fue estrenado el 5/4/1998).
Debido a este éxito le es asignada su misión más importante: recuperar un billete de un trillón de dólares robado por el señor Burs cuando debía entregarlo como ayuda a los aliados para reconstruir ciudades diezmadas por la guerra, algo parecido a lo que fue el llamado plan Marshall. Según palabras del presidente Truman “Los dólares del contribuyente ayudarán a los aliados que pelearon tan poco y se rindieron tan fácil.” Para cumplir ese desatino de ebrio, Truman autoriza la impresión de la más alta denominación de la historia con su cara. (5) El señor Burns había sido elegido llevar el billete a Europa por ser el ciudadano más rico y por lo tanto más confiable de Estados Unidos. Desafortunadamente, el billete nunca llegó a destino.
Convencidos de que el billete está oculto en su casa, pero no en la azotea, Homero se infiltra en la casa del señor Burns como periodista de la revista Claridad para la sección Vidas Ejemplares. Al Salón de la Patria lo corona una escultura que según el protagonista conmemora la salvación de un trillón de dólares que habría sido dilapidado por parte de los derrochadores políticos norteamericanos.
Burns saca de un bolsillo interno de su saco el billete y en ese instantes ingresan los agentes del gobierno para detenerlo por alta, alta, altísima traición. Allí comienza una perorata respecto a que todos los años sangran a los hombres trabajadores como su amigo reportero con sus impuestos. Todo para ayudar extranjeros ingratos, hacer proyectiles nucleares ociosos, para comprar pulidor de tumba de un soldado desconocido. Aquí hay un gran contrapunto con la respuesta de Ned Flanders ante la pregunta de su hijo Todd: le explica que los impuestos son para la Policía, los árboles, el sol y hasta para los pícaros que no les gusta trabajar (¡Benditos sean!)
Homero cambia de parecer y ayuda a escapar al Sr Bruns al grito de “Toma esto, Tio Sam”. Escapan en un Oldsmobile 1936 color marrón (o sería más bien color vino?). Con la ayuda de Smithers logran llegar al aeropuerto de Springfield y tomar un avión privado, mientras Homero trata de comprar una gaseosa con el billete de 1 trillón. Sobrevolando el mar, divisan una isla grande y con el aroma de la libertad. Aterrizan en Cuba, y en la aduana Homero llena el formulario de ingreso tildando entre los motivos de su visita “trabajo y vacaciones”, “Contrabando de Habano” y “Asesinar a Castro”.
Mientras en la calle se ven carteles de “El Duffo o Muerte” con la cara del Che y boxeadores con habanos en sus bocas, el Sr Burns queda sorprendido cuando el taxista le informa que Batista ya no estaba en el poder y pide que lo lleven con quien esté al mando.
La siguiente escena nos lleva al Palacio de la Revolución, donde un resignado Fidel comunica a sus asesores que la Nación está en bancarrota, y que no quedaba más que dejar el comunismo. Justo cuando estaba por llamar a Washington para comunicarle su derrota, entra un funcionario agitado comunicando la visita de 3 hombres que dicen tener un trillón de dólares. Ya reunidos ante la atenta vigilia de dos guardias armados, la confianza lleva a que Fidel tenga el billete en sus manos, haciéndolo desaparecer de una escena a la otra. Lo que trató de ser el acto capitalista más grande de la historia, terminó por salvar a la última nación Comunista.
Es increible que existan corruptos peores que en EEUU, dice Homero desde una balsa en el medio del mar Caribe. Con un renovado amor hacia América, Montgomery Bruns se declara culpable de amar a su País, de robar un trillón de dólares y dárselo a la Cuba comunista; y jura ante Dios que será culpable de sobornar a un jurado.
Debajo les dejo los links para ver el episodio, que duraran hasta que mickey los baje por derechos de autor:
https://www.youtube.com/watch?v=Km5RL81Q4O4
https://www.youtube.com/watch?v=qF95mqclnvk
https://www.youtube.com/watch?v=gXA3a1MDjpM
https://www.youtube.com/watch?v=zoSBKACgOLc
https://www.youtube.com/watch?v=yeGIchWavfI&t=245s
“Bart, el soplón”. Temporada 7. Episodio 143.
Una parodia de Don King, el conocido representante de Mike Tyson.
En el capítulo D'oh en el viento (Temporada 10. Episodio 209), Homero descubre que su verdadero nombre es Homero Jay.
Lo del trillón de dólares es producto de una mala traducción entre la escala numérica larga que utilizamos en nuestro país y la escala numérica larga utilizada en Estados Unidos.
El billete existe, pero fue emitido por Zimbabwe en 2019 después de dos largos procesos inflacionarios. https://computerhoy.com/noticias/life/historia-billete-100-trillones-dolares-805375